cumplir con la ceremonia de lavarse”. Y esto no es todo. Hay muchas otras tradiciones que guardan, tales como el lavamiento ceremonial de “vasos de beber, y de los jarros, y de los utensilios de metal”. En verdad, Marcos no exagera al relatar la insistencia con que los fariseos practicaban el lavamiento de manos. Edersheim nos indica, capítulo por capítulo y versículo por versículo, dónde se exige el cumplimiento estricto de esta tradición.9 “Descuidarlo equivalía a ser culpable de grosera contaminación
Page 76